Arquitectura y sostenibilidad: ¿Qué es la certificación WELL?
Tres profesionales explican en qué consiste la primera certificación especializada en arquitectura saludable.
Actualmente, uno de los grandes retos de la arquitectura es ser capaz de conseguir edificaciones y espacios más saludables. Un 90 % de nuestro tiempo transcurre en espacios interiores, según los estudios realizados por el IWBI-International Well Building Institute. Por eso, la arquitectura debe ser respetuosa con el medioambiente y también con las personas, fomentando el bienestar físico y emocional.
Expertas consultadas:
Bieito Silva Potí, arquitecto, MBA y Máster en Medioambiente y Arquitectura Bioclimática. Responsable de la certificación WELL en ITG (partner local de WELL en España y América Latina)
Marián Galindo Durbán, arquitecta y urbanista. Co-fundadora de GMG Arquitectos. Profesional acreditada WELL AP y Máster en Gestión del Medio Ambiente
Talia Dombriz Martialay, arquitecta. Co-fundadora de DMDV Arquitectos. Profesional acreditada WELL AP y experta Passivhaus
Expertas consultadas:
Bieito Silva Potí, arquitecto, MBA y Máster en Medioambiente y Arquitectura Bioclimática. Responsable de la certificación WELL en ITG (partner local de WELL en España y América Latina)
Marián Galindo Durbán, arquitecta y urbanista. Co-fundadora de GMG Arquitectos. Profesional acreditada WELL AP y Máster en Gestión del Medio Ambiente
Talia Dombriz Martialay, arquitecta. Co-fundadora de DMDV Arquitectos. Profesional acreditada WELL AP y experta Passivhaus
En el contexto mencionado anteriormente es donde surge WELL, no sólo como una nueva certificación para la arquitectura, sino como un movimiento global que busca transformar la manera de diseñar y construir edificios, centrándose en estrategias saludables y en el confort de los usuarios. “WELL surge en 2014 como resultado de seis años de investigaciones realizadas por el IWBI en las que intervinieron diferentes perfiles profesionales: técnicos, científicos y médicos”, explica Bieito Silva, arquitecto y responsable de la certificación WELL en España y América Latina. Se trata, por tanto, de un certificado reciente, pero con un crecimiento importante en los últimos años a nivel internacional.
Para Talia Dombriz, arquitecta acreditada como WELL AP, “es una certificación totalmente innovadora en la edificación porque hasta ahora no existía nada similar en este campo”.
Silva, por otro lado, asegura que es un certificado vivo, “que evoluciona con el tiempo y que no para de integrar nuevas medidas, siempre respaldadas por criterios científicos”.
Silva, por otro lado, asegura que es un certificado vivo, “que evoluciona con el tiempo y que no para de integrar nuevas medidas, siempre respaldadas por criterios científicos”.
¿Cuál es el objetivo de la certificación WELL?
La arquitecta Marián Galindo, experta en WELL y en Gestión del Medio Ambiente, resume el significado y la misión de WELL: “Se trata de una hoja de ruta para crear y certificar espacios que promueven la salud y el bienestar de los usuarios”.
La arquitecta Marián Galindo, experta en WELL y en Gestión del Medio Ambiente, resume el significado y la misión de WELL: “Se trata de una hoja de ruta para crear y certificar espacios que promueven la salud y el bienestar de los usuarios”.
Dombriz explica que para realizar esta certificación el estándar WELL se basa en un sistema de evaluación que mide el impacto de los edificios en la salud, el bienestar y la productividad de las personas, basado en la medición, el monitoreo y la certificación.
El objetivo principal de la certificación WELL es “originar una experiencia positiva en el ser humano, garantizando con la arquitectura y las instalaciones las condiciones adecuadas para proporcionarle salud (calidad del aire interior, calidad del agua), aumentando sus capacidades de contemplación, concentración y productividad (confort en iluminación, acústica, materiales, bienestar físico y confort térmico), reforzando el sentido social de los individuos y motivando su sentido de pertenencia con el entorno”, explica la arquitecta.
El objetivo principal de la certificación WELL es “originar una experiencia positiva en el ser humano, garantizando con la arquitectura y las instalaciones las condiciones adecuadas para proporcionarle salud (calidad del aire interior, calidad del agua), aumentando sus capacidades de contemplación, concentración y productividad (confort en iluminación, acústica, materiales, bienestar físico y confort térmico), reforzando el sentido social de los individuos y motivando su sentido de pertenencia con el entorno”, explica la arquitecta.
En definitiva, y como apunta Galindo, “los edificios que obtienen una calificación WELL son edificios que contribuyen a mejorar la salud, el confort y el estado de ánimo de sus ocupantes a través de la incorporación de distintas estrategias, programas y tecnologías”.
Por su parte, Dombriz añade que “la certificación WELL aúna ciertos criterios de sostenibilidad (propios de certificaciones como LEED o BREEAM), con otros que garantizan el confort y la calidad de vida o trabajo en los espacios”.
Por su parte, Dombriz añade que “la certificación WELL aúna ciertos criterios de sostenibilidad (propios de certificaciones como LEED o BREEAM), con otros que garantizan el confort y la calidad de vida o trabajo en los espacios”.
¿Qué aspectos se evalúan en WELL?
La certificación WELL determina que hay diez conceptos evaluables. Dentro de cada uno de ellos se plantean una serie de medidas enfocadas a mejorar la salud y el bienestar de las personas. Algunas de ellas tienen que ver con el diseño y la construcción del edificio; otras, con la fase de gestión y uso del mismo.
La certificación WELL determina que hay diez conceptos evaluables. Dentro de cada uno de ellos se plantean una serie de medidas enfocadas a mejorar la salud y el bienestar de las personas. Algunas de ellas tienen que ver con el diseño y la construcción del edificio; otras, con la fase de gestión y uso del mismo.
- Aire. Se busca conseguir una calidad de aire interior de alto nivel mediante diferentes medidas, como los sistemas de ventilación eficientes.
- Agua. Se implementan medidas que regulan la calidad del agua y su gestión eficiente.
- Alimentación. Se desarrollan estrategias que fomentan mejores hábitos alimenticios, a través de entornos donde la elección más saludable es la más fácil (por ejemplo, máquinas de vending con productos saludables en los edificios de oficinas).
- Iluminación. Se promueven la iluminación natural y los sistemas de iluminación artificial de calidad, que creen ambientes agradables para las tareas a realizar teniendo en cuenta los ritmos circadianos para mejorar la productividad.
5. Movimiento. Se promueve la actividad física y se disuade a los individuos del comportamiento sedentario mediante el propio diseño de la edificación, así como mediante estrategias y políticas de uso.
6. Confort térmico. Se implementan las instalaciones que favorecen una temperatura saludable en base a preferencias térmicas individualizadas y sistemas mejorados HVAC (calefacción, ventilación y aire acondicionado).
7. Sonido. Se busca mejorar el confort acústico de los espacios.
8. Materiales. Se evitan los materiales de construcción que contengan sustancias peligrosas o perjudiciales para la salud.
9. Mente. Se apoyará la salud cognitiva y emocional de los usuarios de los edificios, para lo cual se considerarán políticas y acciones que redunden en el bienestar de los usuarios.
10. Comunidad. Se busca establecer una comunidad inclusiva e integradora a través de la equidad social, el compromiso cívico y el diseño accesible.
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6. Confort térmico. Se implementan las instalaciones que favorecen una temperatura saludable en base a preferencias térmicas individualizadas y sistemas mejorados HVAC (calefacción, ventilación y aire acondicionado).
7. Sonido. Se busca mejorar el confort acústico de los espacios.
8. Materiales. Se evitan los materiales de construcción que contengan sustancias peligrosas o perjudiciales para la salud.
9. Mente. Se apoyará la salud cognitiva y emocional de los usuarios de los edificios, para lo cual se considerarán políticas y acciones que redunden en el bienestar de los usuarios.
10. Comunidad. Se busca establecer una comunidad inclusiva e integradora a través de la equidad social, el compromiso cívico y el diseño accesible.
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¿Qué tipo de edificios se pueden certificar?
La certificación WELL la pueden obtener tanto edificaciones existentes como nuevas. A nivel de usos se puede aplicar a edificios de oficinas, residenciales, centros educativos, hoteles…
A día de hoy, el mayor nicho de mercado de WELL se da en la tipología de los edificios de oficinas. “El motivo es que, hasta antes de esta pandemia de la Covid-19, se trataba de los edificios en los que pasábamos la mayor parte de nuestro tiempo, y las empresas veían un doble beneficio al conseguir una certificación WELL. Por un lado, el beneficio de crear un entorno saludable para sus trabajadores y, por otro, una mayor capacidad de retener talento, mayor productividad…”, apunta Silva.
La certificación WELL la pueden obtener tanto edificaciones existentes como nuevas. A nivel de usos se puede aplicar a edificios de oficinas, residenciales, centros educativos, hoteles…
A día de hoy, el mayor nicho de mercado de WELL se da en la tipología de los edificios de oficinas. “El motivo es que, hasta antes de esta pandemia de la Covid-19, se trataba de los edificios en los que pasábamos la mayor parte de nuestro tiempo, y las empresas veían un doble beneficio al conseguir una certificación WELL. Por un lado, el beneficio de crear un entorno saludable para sus trabajadores y, por otro, una mayor capacidad de retener talento, mayor productividad…”, apunta Silva.
En todo caso, el arquitecto asegura que se está viendo un aumento de los proyectos en el ámbito residencial “como consecuencia de la mayor madurez del mercado y también del teletrabajo, que hace que pasemos más tiempo aún en nuestras viviendas”.
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Aunque la versión actual de la certificación WELL no permite certificar viviendas unifamiliares, sólo edificios residenciales multifamiliares, los profesionales consultados afirman que resulta interesante aplicar las medidas del estándar WELL también en unifamiliares con el objetivo de lograr hogares más saludables. “Los criterios de WELL ofrecerán una mayor calidad en la edificación y mejorarán aspectos relacionados con el confort de la vivienda”, afirma Dombriz.
¿Qué medidas se pueden aplicar en una edificación residencial para conseguir la certificación WELL?
Para Galindo, el diseño saludable es un concepto global que debe incorporarse en todos los aspectos y fases del proyecto y la construcción de un edificio: desde la elección del lugar y la orientación de las diferentes estancias, hasta la elección de todos los materiales, pasando por el correcto diseño de los sistemas constructivos y las instalaciones. “Todo importa porque todo tiene repercusión sobre la salud de los usuarios y sobre el medioambiente. Si bien algunos de los aspectos más importantes a tener en cuenta en el caso de un edificio residencial serían: la calidad del aire interior, la calidad el agua, el confort térmico y acústico y la incorporación de materiales que no sean nocivos para la salud”.
Para Galindo, el diseño saludable es un concepto global que debe incorporarse en todos los aspectos y fases del proyecto y la construcción de un edificio: desde la elección del lugar y la orientación de las diferentes estancias, hasta la elección de todos los materiales, pasando por el correcto diseño de los sistemas constructivos y las instalaciones. “Todo importa porque todo tiene repercusión sobre la salud de los usuarios y sobre el medioambiente. Si bien algunos de los aspectos más importantes a tener en cuenta en el caso de un edificio residencial serían: la calidad del aire interior, la calidad el agua, el confort térmico y acústico y la incorporación de materiales que no sean nocivos para la salud”.
Además, Dombriz recalca la importancia de evitar en las edificaciones los materiales con compuestos orgánicos volátiles COV o VOC (Volatile Organic Components). “Se trata de compuestos muy comunes en la construcción, que se evaporan fácilmente en condiciones normales de temperatura y presión, y su volatilidad les da la capacidad de propagarse en el ambiente, generando efectos sobre la salud –irritabilidad y falta de concentración, entre otros–, dependiendo del nivel de exposición, el volumen de aire inhalado y la duración de la exposición”.
¿Cómo se realiza el proceso de certificación WELL?
Silva, como responsable de la certificación WELL en ITG (partner local de WELL en España y América Latina), explica cómo se desarrolla el proceso de certificación de un edificio:
Silva, como responsable de la certificación WELL en ITG (partner local de WELL en España y América Latina), explica cómo se desarrolla el proceso de certificación de un edificio:
- Lo primero que se debe hacer es una preevaluación para planificar la viabilidad del mismo, los objetivos y las posibilidades de mejora. Para ello, es recomendable contar con un profesional acreditado WELL AP.
- Posteriormente, se debe registrar el proyecto e implementar las medidas necesarias. Estas medidas pueden corresponder a la fase de proyecto, de construcción, o incluso a la fase de uso. Para este último caso, se deberán desarrollar planes de actuación.
- Una vez implementadas, el proyecto se somete a un proceso de verificación doble: en primer lugar se envía la documentación, y una vez validada, se hace una auditoría in situ que incluye la realización de mediciones e inspecciones visuales.
- Superada la verificación, se obtiene el certificado.
El arquitecto añade que es necesario mantener la certificación en el tiempo, por lo que se precisa superar un proceso de “recertificación” cada tres años. “ITG es la entidad acreditada en España para realizar las auditorías in situ, conocidas como ‘Performance Verifications’”, apunta.
Todo este proceso de certificación conlleva unos costes, que serán variables en función del proyecto, su tipología y su escala. Como explica este profesional, debemos diferenciar tres aspectos: el pago de tasas, que dependerá de la superficie del proyecto; los honorarios del profesional acreditado WELL (WELL AP) que gestione el proyecto, y por último, los potenciales sobrecostes en la obra como consecuencia de las medidas a implementar.
“Lo recomendable para conocer todos estos costes es realizar una preevaluación del proyecto antes de tomar la decisión final y, de este modo, valorar el impacto económico que la certificación pueda tener”, aconseja Silva.
Todo este proceso de certificación conlleva unos costes, que serán variables en función del proyecto, su tipología y su escala. Como explica este profesional, debemos diferenciar tres aspectos: el pago de tasas, que dependerá de la superficie del proyecto; los honorarios del profesional acreditado WELL (WELL AP) que gestione el proyecto, y por último, los potenciales sobrecostes en la obra como consecuencia de las medidas a implementar.
“Lo recomendable para conocer todos estos costes es realizar una preevaluación del proyecto antes de tomar la decisión final y, de este modo, valorar el impacto económico que la certificación pueda tener”, aconseja Silva.
¿Qué beneficios ofrece que un edificio obtenga la certificación WELL?
A pesar de los costes que puede conllevar esta certificación, la rentabilidad es alta. A este respecto, Galindo lo tiene claro. “Que un edificio sea saludable es una apuesta por la calidad y un valor añadido para el usuario, además de un excelente argumento de venta. No hay dinero mejor invertido que ese a favor de nuestra salud y la de nuestra familia”.
A pesar de los costes que puede conllevar esta certificación, la rentabilidad es alta. A este respecto, Galindo lo tiene claro. “Que un edificio sea saludable es una apuesta por la calidad y un valor añadido para el usuario, además de un excelente argumento de venta. No hay dinero mejor invertido que ese a favor de nuestra salud y la de nuestra familia”.
En el caso de edificios residenciales, Dombriz apunta que “un edificio certificado WELL resulta muy beneficioso porque garantiza la mejor calidad de vida, al contribuir a que los usuarios del edificio mejoren en su nutrición, bienestar físico, comportamient, patrones de sueño y productividad”.
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En esto coincide Silva: “introducir estrategias de salud en el ámbito residencial es una estrategia interesante por dos motivos: por un lado el usuario de la vivienda se ve beneficiado por vivir en un entorno centrado en la salud y para el promotor es igualmente beneficioso, ya que aumenta el valor del activo y facilita el proceso de venta”.
Aunque WELL es un certificado relativamente joven, la concienciación y preocupación por conseguir espacios más saludables está creciendo considerablemente en los últimos tiempos. “Creo que el interés por la salud y la sostenibilidad es un movimiento global que empezó mucho antes de la pandemia. Sin embargo, lo que sí ha propiciado esta nueva situación es que todos nos replanteemos como son los lugares en los que pasamos el 90 % de nuestro tiempo y empecemos a tomar decisiones encaminadas a hacerlos más saludables y sostenibles de forma que generen el mayor impacto positivo sobre nuestra salud y el medioambiente”, concluye Galindo.
COMO PROFESIONAL…
¿Conocías la certificación WELL? ¿Qué estrategias y decisiones incorporas en tus proyectos para conseguir mayor bienestar para los usuarios? Esperamos tus comentarios
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